La familia pequeña pequeña

Francia, de Adrián Caetano.

No todos los cineastas exhiben que tienen cuentas pendientes con su historia. Los profesionales, imagino, dejan sus asuntos personales cuando entran al set y despliegan Avatares de diversas magnitudes decidiendo la posición de la cámara imaginando cómo ese cuadrito será convertido en la post digital. (O no. Quizás no tienen la más puta idea). Pero sus temas vinculados al alcohol, el pánico, la calentura fugaz, el metejón de juventud, el almuerzo en lo de los viejos, quedan clausurados mientras cumplen con singular eficacia su función dentro del mecanismo de producción. Sería injusto olvidar a los que mostraron parte de su asolescencia (Lucas for instance) y despegan hacia el Planeta Jedi o, con mayor sutileza, disfrazan sus desventuras cotidianas (Allen) y las transforman en maduras reflexiones sobre la vida y la parca (y siguen las firmas...). Sin llegar a esos extremos mi querido Israel Adrián Caetano parece haber desviado su mirada habitual. Ya no es el mundo observado, exterior, el que se juega en su película sino algo que tiene que ver con su abultada historia personal, con su reflejo interior. Y eso, muchachos, tiene sus riesgos... Sin dejar de demostrar, digámoslo: en algunos pasajes, su pertenencia a lo que podríamos denominar "animal del cine", Caetano presenta un cuadro de la pequeña pequeña clase media que no escatima esfuerzos sacrificando deseos para encontrar un lugar en el mundo, local claro. La puesta en escena es curiosamente teatral (sería injusto decir televisiva) con escenas y diálogos, aproximaciones a la interioridad de los personajes (a veces producen cierta picazón), un par de lugares comunes (la burguesía derrocha champán al pedo) y una historia de amor conflictivo que no termina de pasar. Muy a pesar de tales rasgos la peli trasmite una piadosa mirada sobre los hombres, mujeres y niña que circulan por la pantalla. Hay como una búsqueda de respuestas sobre el porqué nos toca lo que nos tocó, qué grado de certeza tiene cada uno de nuestros actos titubeantes o si el paisaje de paredes desangeladas, psicopedagogas mala onda y ejecutivos abandónicos, tiene sentido ser soportado. Tiene sentido, parecen decir los escritos, de curiosa inserción textual, que arañan sin alcanzar una altura que asemeja a poesía. Hay otros asuntos palpitantes: la actuación de Milagros, su hija, produce una cierta tensión en cada plano, incomoda. El inconnue Lautaro Delgado cumple con un porcentaje el papel de alter ego del autor con una diferencia basal: no hay violencia en su mirada. En cuanto a Naty Oreiro nadie le cree que con ese glamour, tan natural como fascinante, pueda estar lavando vajilla en el departamenteo de Barrio Norte. Y sin embargo, componen una familia que da pie a la sensibilidad por el otro, al reencuentro con raíces originarias en la experiencia de lo que fue, de aquellos que parecen ser devorados por zonas de la modernidad. El final... creo que es importante hacer crecer la Educaión Pública aunque suene un poco inverosímil. Pero de eso no sé una goma...
Espero la próxima de Adrián. Seguro que con la deuda ya, parcialmente, saldada reparecerá la fibra del gran cineasta que es.

Died young, stay pretty - Rock de pósters

Ayer a la tarde llegué inesperadable a la Perla del Plata para asistir al 24° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Desde entonces he visto tres películas, así que las reviews vienen atrasadas pero en cadena. Para darle un orden lógico y arbitrario, lo haremos cronológicamente.

La primera película que vi se llama, previsiblemente, Died young, stay pretty, como un tema de Blondie. Está dirigida y producida por una norteamericana de nombre Eileen Yaghoobian. Esta muchacha (porque no dudo que tiene menos de 35 años) decidió colgarse la cámara al hombre y retratar la película que a ella misma le hubiera gustado ver - un documental freak.

En mi opinión el término freak, tiene una connotación tan amplia como específica. Algo o alguien es freak cuando está apasionado por cuestiones inútiles pero extremadamente fascinantes al detalle. Si se cuenta con suficiente tiempo al pedo, uno puede incluso volverse profesional: qué decir, sino, de los gamertesters, ese trabajo tan increíble como divertido que consiste en probar e intentar crackear juegos para consola antes de que salgan al mercado.

Los freaks abundan en rubros, tamaños y colores. Puede fascinarse con libros, comics, videojuegos, películas, revistas... y por los posters de rock.

Died young, stay pretty es un retrato cotidiano de los artistas y diseñadores gráficos que crean los gigposters - afiches promocionando las fechas de las bandas de rock. El submundo del diseño under de Seattle, Boston y North Carolina (entre otros) es un tugurio de freaks que idolatran las revistas de la década del 50', las imprentas manuales con sellos de plomo y el rock. Las entrevistas son cotidianas y locales, visitando los talleres de los diseñadores, las imprentas y los bares donde tocan las bandas cuando pasan por esa ciudad. El sonido es ambiental, crudo, poco editado. Resulta un poco molesto, pero es parte del trato. La película fue hecha con mínimo presupuesto, y la cámara en la mano de la directora.

Sin embargo, a mí siempre me resulta interesante oír hablar a los yanquis que tienen otra cosa para decir, y no sólo escupir las repeticiones del american way of life 2.0. Estos tipos (porque la mayoría es masculina) pertenecen a la clase media-baja norteamericana. Muchos discursos anti-Bush, mucha política presente y pasada - el arte de retratar al rock en un poster es violento contra todo. Obviamente también se escuchan quejas sobre la decadencia del rock, la falta de innovación y otro montón de cosas así que se escuchan desde que el rock comenzó a decaer (1973 más o menos, según Lester Bangs).

Pero más allá de todo (la baja calidad audiovisual, el discurso fragmentado, etc) la película brilla por la mejor cosa que tiene: los posters. La verdad es que este documental puede sobrevivir al olvido como un tremendo archivo audiovisual de una colección de increíbles posters de rock. Afortunadamente, los freaks siempre saben cómo juntarse, y el documental pasa el chivo de GigPosters.com, un sitio dedicado a archivar todos los posters lanzados desde el lanzamiento de la página, y de donde saqué las imágenes que ilustran estas letras. Muy recomendable, sobre todo para freaks como yo.