District 9 y la gran metáfora


La semana pasada improvisamos una salida al cine con dos amigos urgidos por ver el trailer en la televisión. Yo venía con ganas de verla hacía rato, pero hacía falta un empujoncito para que se decidieran a acompañarme, así que ese trailer televisado vino como anillo al dedo.

Sector 9 (esta vez tradujeron bien el título!) arranca como un falso documental basado en imágenes de archivo y entrevistas a especialistas de diferentes disciplinas que nos cuentan la historia hasta el momento. Hace 20 años una nave nodriza extraterrestre quedó suspendida sobre, no Washington ni Manhattan, sino Johanessburgo, la capital de Sudáfrica. El gobierno de aquel entonces mandó una exploración a la misma, y encontró a los tripulantes desnutridos y hacinados en su interior. Deciden entonces trasladar a los aliens a una zona de emergencia para atenderlos, zona que con los años pasaría a ser un asentamiento como cualquier otro del tercer mundo, con la particularidad de que sus habitantes son de otro planeta.

La primera idea que salta es la metáfora evidente. La película está inspirada en la infancia del director Neil Blomkamp, vivida durante los últimos años del appertheid (el ingreso de humanos al sector 9 está prohibido, la discriminación a los aliens instalada, etc). Sin embargo, mi asociación directa no fue con el proceso que vivió Sudáfrica en esas épocas, sino con mi realidad latinoamericana cotidiana. Algo parecido pasó con Slumdog Millionaire y Cidade de Deus: películas tercermundistas que alcanzan el mainstream mostrando su cruda realidad de villas miseria y favelas, realidad que a los norteamericanos les suena stranger than fiction. De hecho, Sector 9 fue filmada en un asentamiento de Johanesburgo, cuyos habitantes estaban siendo trasladados a uno nuevo mientras tanto.

Es difícil encasillarla en un sólo género. Ciencia ficción sería lo más apropiado, pero se queda chico. La película excede los límites, porque si bien tiene escenas de mucha acción (y soberbiamente animada en CGI), no es lo importante. Obviamente, todos queríamos ver a Wikus van De Merwe (Sharlto Copley) subido a un mecha alienígena y haciendo cagar fuego a los malditosmilitareshijosdeputa, y la película sastisface en ese aspecto. Mención especial merece el señor Sharlto Copley, cuyo personaje tiene toda la pinta de ser el pobre boludo que a los diez minutos un alien va a arrancarle la espina dorsal, y termina bancándosela contra todo humano y extraterrestre que se le ponga adelante. Cabe destacar también que se trata de la opera prima del director Neill Blomkamp. Cuentan los rumores que cuando Peter Jackson (productor) vio lo que este señor era capaz de hacer con la animación CGI, le regaló 30 millones de dólares para hacer la película que quisiera. Y así nació Sector 9.

En síntesis: se trata de una película muy recomendable, que deja pensando y a la vez se disfruta en su transcurso. Siempre me pone contenta cuando le va bien a una película que se lo merece, así que Sector 9 no me ha traído sino alegrías.

Lo que no puedo dejar de preguntarme es... ¿dejarán asistir a los aliens a los partidos del Mundial 2010?



3 comentarios:

indierod dijo...

Yep...Yanks really got kicks with such stuff!
Es una muv interesante, y lo segurá siendo, hasta que se convierta en el caballito de batalla metafórico de algún colectivo independiente autofinaciado que pretenda "crear conciencia de la situación del mundo globalizado"

Unknown dijo...

interesante review, me gustaria que aclares que esta basada en un corto de 6 minutos que puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=ZlgtbEdqVsk

Verushka dijo...

Claire, me perdí la película pero no tu lectura de la misma, y miércoles que qué lástima que me la perdí. Andaba perdida en Constitución entre travestis y películas de culto. Estaré tomando el camino equivocado? Entre tanta tanga con culo al aire sobre piernas de pelo en pecho, y planos largos, reflexivos, europeos, y casi incomprensibles, me estaré perdiendo de algo? Seguro...

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